Illía y el Consejo Nacional de Desarrollo


Illia y su ministro de Economía Eugenio Blanco pusieron en marcha una política destinada a impulsar el crecimiento homogéneo con eje en la producción industrial.

Mientras se encargaba al Consejo Nacional de Desarrollo –comandado por Roque Carranza, Bernardo Grinspun (quien luego sería ministro de economía durante la primavera alfonsinista) y Alfredo Concepción- la preparación de un Plan Nacional de Desarrollo para el largo plazo, Blanco tomó como medidas inmediatas la reforma de la carta orgánica del Banco Central para permitir la creación de fondos de créditos para la reactivación industrial, el impulso a la demanda interna mediante la creación de un salario mínimo, vital y móvil, la fijación de precios máximos para productos de primera necesidad y la congelación de las tasas de los servicios públicos.

Las medidas generaron un aumento importante en el salario real y la participación de los asalariados en los ingresos que llegó al 45,8 por ciento en 1966. En esa etapa mejoraron también los términos del intercambio en el comercio exterior y se alcanzaron altos rendimientos en la producción agrícola exportable, lo que mejoró el sector externo de la economía.

Pero además alcanzó su maduración el nuevo perfil industrial del país hegemonizado por las inversiones externas realizadas durante la época de Frondizi, y se consolidó un grupo de pequeñas y medianas empresas industriales complementarias de aquellos grandes grupos de capital transnacional que habían copado las áreas más dinámicas de la industria, como la de la fabricación de automotores, la petroquímica, la química y la metalmecánica.

Con estos componentes, el gobierno radical logró en sus dos años de gestión efectiva, 1964 y 1965 (fue derrocado por un golpe militar en junio de 1966) tasas de crecimiento del producto bruto interno del 10,3 por ciento y del 9,1 por ciento respectivamente. En esos dos años, la industria creció el 18,9 y el 13,8 por ciento, un dato sobre el aumento paralelo del peso de la actividad industrial en relación con el PBI.

En rigor, ese proceso de auge fue el inicio de un período de diez años continuados de florecimiento industrial.

Fuente: “Contragobierno: una conspiración bicentenaria”, libro de Mario Derch.